
¿Conoces la fábula de la liebre y la tortuga? En ella estos 2 animales hacen una carrera en la que, como sabrás, termina ganando la tortuga.
La moraleja es que el exceso de confianza y vanidad son un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.
Hoy puedes contarles a tus hijos antes de dormir otro tipo de fábula. Al igual que la anterior, la liebre y la tortuga proponen hacer una carrera:
La liebre reta a la tortuga a ver quién llega antes a su destino.
La tortuga dice que su destino es llegar al lago para beber agua. Sin embargo, a la libere ese objetivo le parece demasiado pobre. Ella quiere llegar al lago, subir a la montaña, visitar el bosque, ver que hay más allá de la carretera.
Así comienza la carrera.
Mientras la tortuga se desplaza lentamente pero segura, la liebre sale a toda hostia. Se dirige hacia el lago, pero a mitad camino piensa que sería mejor subir primero la montaña.
Como al comenzar a subir hace sol, piensa que estaría mejor a la sobra del bosque. Así que vuelve a cambiar su camino.
Casi llegando al bosque piensa si no se estará perdiendo algo mejor. No conoce lo que hay detrás de la carretera, podrían ser grandes experiencias. Así que nuevamente cambia de parecer y se encamina a la carretera.
Mientras tanto la tortuga ha llegado al lago y se encuentra plácidamente refrescándose.
Esta es la metáfora de nuestra vida. Queremos tenerlo todo y lo queremos lo más rápido posible. Aunque esas ansias son las hacen que cambiemos de objetivo tan rápidamente como cambiamos de zapatos.
Lo peor es que esta ansiedad se la hemos trasladado a nuestros hijos convirtiéndoles niños estresados.
Hace poco 9 bloggueros de éxito nos decían que la única forma quitarse la sensación de no llegar a todo es no pretender llegar a todo.
¿Por qué tenemos que educar niños pausados?
Puede que en un blog de productividad te resulte extraño leer esto pero “menos es más”.
Vivimos en un mundo donde parece que lo más importante es la aceleración y la velocidad. Cuando como en la fábula lo más importante es saber a dónde vamos y disfrutar del camino.
Somos un modelo para nuestros hijos así que no es de extrañar que estemos contagiado con este virus a los niños. Así tenemos niños obsesionados con la velocidad, con la satisfacción instantánea, con saltar de un vídeo a otro sin ni siquiera terminarlos.
Te propongo algo: desacelerar, tomarte la vida con calma y hacer que tus hijos se tomen un tiempo para la lentitud.
Porque esto ya no solo depende de ti. Depende también de tu familia y de tus hijos.
Extraescolares, deberes, exámenes, partidos de futbol, cumpleaños de fulanito y menganito, fiestas… Todo se ha convertido en ir corriendo de un sitio a otro.
Así es difícil saquen algún hueco para jugar y a ti también te resulta imposible encontrar tiempo para disfrutar plenamente y relajadamente con tus hijos.
Lo peor es que esto está repercutiendo en niños con problemas de estrés, insomnio, dolores de cabeza, problemas digestivos, etc…
Este artículo está sacado del libro “Elogio a la lentitud” de Carl Honoré, precursor del movimiento Slow y del que pronto escribiré una megaguía. Hasta entonces te recomiendo que lo leas.
El niños apresurado
¿Te has dado cuenta lo rápido que crecen tus hijos? En realidad es un hecho que los niños actuales crecen más rápido.
Por una parte la exposición a televisión y series hacen que tomen como referentes a modelos más mayores y traten de imitarlos.
Por otra les hemos trasladado nuestras férreas reglas, la competitividad y los rígidos horarios. Con lo cuál hemos reducido al mínimo el tiempo que necesitan simplemente para ser niños.
Cada vez tus hijos están más ocupados. Hemos entrado en una etapa competitiva de lucha por las notas. Parece que tus hijos tienen que destacar por encima de la media.
Además el miedo a que se queden rezagados hace que a muy corta edad ya tengan una gran cantidad de deberes para casa. Esto se traduce en más y más deberes y más y más exámenes.
Si esto no fuera poco, queremos que destaquen en alguna disciplina y ya a muy temprana edad los apuntamos a piano, fútbol o ballet. La realidad es que nos morimos por tener en casa un pequeño genio.
Nos preocupamos por su futuro y eso es normal, pero ¿Quién se está preocupando por su presente?
¿Realmente a tu hijo le gustan sus extraescolares o te gustan a ti?
En algunas ocasiones las extraescolares sirven como lugar para tener al niño mientras estamos en el trabajo. ¿Le estás transmitiendo tu falta de tiempo? No te juzgo solo quiero que reflexiones.
En otras ocasiones tratamos que lleguen donde nosotros no hemos llegado. Pensamos que apuntarlos a edades tempranas es la mejor forma de que lleguen lejos. ¿Estás proyectando tus frustraciones en ellos?
De nuevo solo tú tienes la respuesta, no te culpes pero si es bueno que conozcas la verdad.
La necesidad de un aprendizaje más lento
Por mucho que cambien los modelos educativos o que cambies a tus hijos de colegios. El mejor método de enseñanza ya está inventado: se llama jugar.
Porque así es como aprendemos todos y como ese aprendizaje se afianza más.
El niño que juega con un lego va a desarrollar una visión espacial que difícilmente le van a poder enseñar en la escuela.
Lo que ocurre que pensamos que es mucho más importante que reciten de carrerilla alguna de las materias.
Te pondré otro ejemplo, el niño que sale a la montaña y disfruta un día jugando en un río difícilmente olvidará el nombre de ese río. El que quiera aprendérselos de memoria tal vez pase un examen pero seguramente los olvidará en un par de años.
El aprendizaje lento no es sinónimos de peor aprendizaje únicamente es sinónimo del disfrute y de estar presente. @ponaccion
Ten en cuenta que estamos haciendo todo lo contrario, les empujamos a un aprendizaje acelerado. Parecido a comerse un Big Mac, te llena rápido pero te nutre poco.
Tampoco tenemos en cuenta sus preferencias y esto hace que vean aprender como una obligación y no un disfrute.
Las modas de la hiperestimulación que bombardeando a los niños con cientos de mensajes tampoco ayudan. Si a nosotros ya nos cuesta seleccionar toda esta abrumante estimulación, imagínate a tus hijos.
Te invito a que investigues un poco sobre el Slow School y como algunas escuelas ya lo están implantando.
Consejos para educar niños pausados
A continuación te voy a dar varios consejos para dar una educación más pausada a tus hijos y así tener unos niños más presentes y con menos estrés.
Los puedes aplicar a tus hijos pero son consejos que deberíamos aplicarnos todos.
#1 Propón un día libre de obligaciones
Aunque sea un día a la semana, proponeros un día en que no tengáis ninguna obligación y en el vuestro propósito sea únicamente disfrutar.
En este día no hay prisas y no hace falta ir a ninguna parte. Si os apetece salir pues salís, si decidís quedaros en casa también está bien.
#2 Vacía su agenda y de paso la tuya
Tener una buena conversación en la que pueda elegir que actividades hacer.
Ayúdale a simplificar su agenda. No se puede tener todo ni tampoco hace falta.
Puede elegir hacer unas actividades ahora y otras el año que viene.
Es importante que aprenda a disfrutar de lo que hace y no lo vea como una obligación.
Ayúdale a limitar el tiempo que pasa haciendo los deberes. Si no procrastina no es necesario que pase toda la tarde y podrá dedicar otro tiempo a cosas que le llenen.
#3 Deja de comparar sus notas
Comparar a tu hijo con el del vecino no le está haciendo ningún bien. Cada uno tiene su propio ritmo de aprendizaje.
Motívale para ser la mejor versión de él mismo pero nunca lo compares.
Hazle entender que su valía no depende de sus notas.
#4 Reduce las horas de televisión
La televisión nos quita tiempo a todos para hacer otras actividades.
La media de horas que pasan los niños delante de la televisión es de 4 horas. Esto les resta tiempo a hacer otras cosas y han de hacerlas corriendo.
#5 Tomaros tiempo para estar en familia
Declarar un momento al día o un día a la semana para hacer una actividad conjunta y disfrutar. Aquí tampoco hay excusas, ni sus deberes ni su trabajo. Todos los miembros de la familia deberán llegar libres de carga.
Lo importante es que os propongáis disfrutar.
#6 Salir a la naturaleza
Salir a la naturaleza siempre da paz interior y te libera del estrés.
Seguramente será porque un árbol no tiene prisa en crecer ni un río en llegar al mar. Simplemente las cosas ocurren cuanto tienen que ocurrir.
#7 No le regañes si lo descubres sin hacer nada
Aprender a estar con uno mismo es una de las cosas más difíciles de aprender.
Disfrutar simplemente de ser es el mejor regalo que nos podemos hacer a nosotros mismos. Respetar esos momentos en los que tu hijo simplemente es, resulta fundamental.
#8 Se un buen ejemplo
Por supuesto todo esto que hemos hablado no sirve de nada si te ve a ti correr de un sitio para otro estresado.
Esta puede ser una buena excusa para que tú también desaceleres.
Si has llegado hasta aquí estoy seguro que este artículo te ha removido por dentro. Ahora te toca a ti, pon acción. Comparte con otros PAZers que medidas vas a tomar para educar a tus hijos sin estrés.
También puede ser de mucha ayuda para otros PAZers que nos cuentes que acciones estás llevando a cabo. No te cortes, déjanos un comentario.
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